¡La Escuela de Liderazgo descubre en María todas las virtudes, humanas y sobrenaturales, que un líder necesita poseer y vivir!l
Nuestra Formación
Formación teológica
Los jóvenes se forman teológicamente mediante las clases semanales de la Escuela y los retiros espirituales que se organizan cada mes. Se anima a todos los miembros a profundizar su formación por medio de la lectura y la meditación de la Sagrada Escritura.
Formación en Virtudes
Algunas de los temas del curso se dedican al estudio y la práctica de las virtudes, tanto humanas como teológicas. En realidad, todas las actividades de la Escuela están basadas sobre el cultivo de las virtudes, pues no se puede vivir una vida cristiana intensa sin el firme soporte de los valores humanos.
Formación en el liderazgo
Se trata de formar líderes católicos. Además de la enseñanza teórica impartida en las clases, se anima a los miembros a vivir el liderazgo en la práctica, mediante la dirección de reuniones, colaboración escrita para revistas, programas de radio, etc. Ayuda para esta formación los talleres que se dan sobre diferentes disciplinas de formación.
Todo candidato a ser un líder católico debe saber que el verdadero liderazgo comienza por uno mismo, con el conocimiento de sí mismo y la entrega a los demás y a Dios.
Formación Espiritual
Esta formación, clave para el desarrollo cristiano, consiste en dar al joven el conocimiento y amor a Cristo en su forma más profunda y personal. Como medio, se usan los Ejercicios y Retiros espirituales, Vigilias de oración y meditación personal. Todos son invitados con insistencia a cultivar la oración personal, la recepción frecuente de los sacramentos, el Rosario, etc. La devoción a la Virgen María es muy recomendada.
Formación Apostólica
Todas las campañas apostólicas organizadas por la Escuela de Liderazgo se enfocan en estimular el celo apostólico de los miembros. Campañas como peregrinaciones, festivales parroquiales, congreso juvenil, Retiro de Pentecostés, misiones puerta a puerta, Vigilia de la Inmaculada, etc., tienen como objetivo principal que cada miembro de la Escuela viva íntegramente sus promesas bautismales, es decir, que cada cristiano sea un apóstol, sacerdote y profeta y rey. Todos hemos de ser transmisores del Evangelio a todos los hombres, especialmente a los más cercanos.